Cada 3 de julio se viene celebrando un homenaje a los caídos españoles en la guerra con los Estados Unidos de 1898. En esta ocasión representó al ateneo su presidente con el uniforme tropical de la Real Liga Naval Española por su condición de miembro de esa centenaria institución.
El acto resultó emotivo. Una de las alocuciones fue la de un nieto de uno de los “Últimos de Filipinas” quien leyó emocionado un documento describiendo la situación de los soldados españoles vividas en el asedio.
Se realizó en izado solemne de bandera y una ofrenda floral a los sones de “La muerte no es el final”.
Terminado el acto, la Comandancia ofreció una copa de vino español donde se recordó a esos soldados y brindó por España y el rey.